Ir al contenido principal

Entrevista útopica a Charles Dickens

- Tus primeros años de vida, hasta donde tengo entendido, no fueron los mejores para vos y tu familia. Sentís que se te hizo muy cuesta arriba?
- Y... digamos que no la pasé del todo bien. Cuando encarcelaron a mi padre, y yo con doce años, tuve que empezar a trabajar para que la familia pudiera subsistir. Y tenia muy poca edad para estar encerrado horas y horas en una fábrica haciendo exactamente lo mismo. Pero la sociedad era así, y para ese entonces no podía hacer nada para modificarlo.
- Y después sentías que sí podías modificarlo?
No lo sentí de inmediato. Mi gran amor por la literatura me forjaron unas ganas inauditas de pasar por escrito todo lo vivido y todo lo que había visto no solo dentro de la fábrica, sino en la calle y en todos los lugares públicos de Londres en la época de la Revolución Industrial. Cuando empecé a escribir, y vi la cantidad de gente que atrapé con mi contenido, no tuve duda que estaba cambiando la mentalidad de muchos y mostrando la realidad al mundo.
- Y realmente, moviste muchísima gente no solo en Inglaterra, sino en todo el mundo. Pensabas que ibas a llegar tan lejos?
(risas) No, no... Yo no escribía para hacerme conocido en el mundo. Como dije antes, escribía por amor a la literatura y me satisfacía pasar el tiempo escribiendo. Igualmente, quería que mis novelas sean leídas por todos y sabía que no todas las personas podían pagar un libro; por lo tanto, decidí escribir mis novelas por entregas, hecho que logró aún más apego y entusiasmo por mis cuentos.
- Cual decís que fue la clave de tu éxito?
Haber vivido la explotación infantil, en un principio. Siempre remarqué, a su vez, que tuve mucha facilidad para recordar las cosas, sobre todo a las personas, sus características, sus expresiones, sus maneras de actuar... y creo esa fue otra clave: la descripción exacta de las personas y de los lugares que yo había vivido y que solo tenia que pasarlo por escrito.
- Hay alguna obra tuya que prefieras por sobre el resto?
Oliver Twist. Seré repetitivo pero nunca soporté la explotación infantil. Y lo que intento remarcar no es sólo esto, sino también como la gente grande llevaba a los niños a la delincuencia y a ser criminales. La pobreza carcomía la cabeza de la gente y los llevaba a hacer cosas que no eran dignas de su persona, ni de ninguna persona. Y yo lo viví: no conmigo, sino con gente conocida. Y me daba mucha impotencia, porque ellos no querían hacerlo, o no se daban cuenta de lo que estaban haciendo. Y en Oliver Twist logré plasmarlo con humor y de una manera que me atrapó hasta a mi. (risitas).
- Bueno, muchas gracias Charles.
- Gracias a vos, Benjamin.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hello Frank

  -¡Bajá la cabeza!- susurró Frank con los dientes apretados y la cara retorcida del miedo, mientras acariciaba a su gato con excedida fuerza. Estaba incomodo, y no por el hecho de tener que estar escondido en su propio centro cultural. Estaba incomodo en su vida, agotado por la realidad del caos y la maldad ajena. Esta vez, les tocaba a ellos sufrir la inseguridad. Ambos se encontraban bajo la escalera caracol de madera anticuada, tapados debajo de una sábana para intentar que no los vean entre escalon y escalon mientras revolvían y destruían la casa a su piacere. Frank ya había pensado en esta situación, y había construido la falsa puerta debajo de la escalera, escondida detrás de la biblioteca. Sabía que funcionaría, siempre y cuando Chloe se mantuviera en su posición negándole a la curiosidad. -¡Bajá la cabeza, por Dios!- volvió a susurrar luego de otra mirada nerviosa de su pareja. Los pasos se escuchaban por encima de ellos, y a cada paso el polvo se mimetizaba más en el ...

Cambios abruptos de vida: un poquito sobre mí

Siempre en época de mundiales me hacían la misma y repetitiva pregunta: "por quien hinchás?". Obviamente, la respuesta fue siempre la misma, apoyando a la albiceleste. El tema es que yo soy orgullosamente argentino, aunque a los 6 meses de vida me fui a vivir para Italia. Mi viejo, exjugador de fútbol (de Estudiantes de La Plata acá en el país) la pegó en el fútbol italiano y nos fuimos a vivir todos para allá. Me crie en un país del primer mundo teniendo absolutamente todas las costumbres italianas. Aprendí a hablar, escribir y leer los dos idiomas a la vez: en casa hablábamos en castellano, y al salir a la calle obviamente tenía que hablar en italiano. Era muy popular allá, sobre todo por tener un padre futbolista que era el distinto del equipo del pueblo. Obviamente, jugaba en las inferiores del club y además me encantaba el tenis, destacandome también en ello. Nunca nos faltó nada, sinceramente hablando. Mi viejo ganaba buena guita como todo negocio del fútbol europeo, ...

Tu, te vas; y tu, te quedas

Venía siempre a visitarme. Nunca fue un tema de pena el hacerle sentir la buena energía de una casa. Era infalible: una vez que estaba en la puerta a la espera, mi piel se fruncía mientras vibraba en la alegría. Rutinariamente, entraba y se sentaba en la silla más cercana a la estufa. Sus secuaces miradas me agregaban (sin tener que decirme nada) una tarea que siempre cumplí entre felicidad y bienestar: le llenaba la bandeja hasta rebalsar, y su panza quedaba repleta. Para él, en casa, siempre era cena de Navidad. Finalizada la merienda (siempre le dije merienda, ya que jamás llegaba antes de las 6PM), siempre empezaba a sentirse el clima lúgubre de una tarde falsamente bella que siempre tenía fin. ¿Cual sería la manera sana de hacerle entender que debía irse? ¿Puede alguien sentirse bien tras expulsar a un ser que debe ajustarse diariamente a la vida de la calle? Lamentablemente, la sentencia la dictaba el ser que, en esa etapa de mi vida, fue mi pareja: si de mi dependía, la puerta j...