Conocí dos catalanes en el camping en El Bolsón.
Ambos hinchas de Lionel, aunque uno madridista. Entre charla y copas, cuentan su primera reacción al ver el esplendor de los paisajes argentinos. No les cabía en la cabeza la inmensidad de tierra, piedras, agua, colores, estrellas. Como decían ellos, flipaban cada vez que conocían lugar nuevo.
Unas cabezas cuyos únicos lugares que han visto fueron en su gran parte ciudades, apartando la playa alguna que otra vez. Escaparse en viaje repentino a Sudamérica, conociendo lugares cada vez más impresionantes, era como entrar en aquellas fotos que veías en Internet y que jamás ni se te ocurriría ir.
No los juzgué. De hecho, les contesté que estaba tan asombrado como ellos
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